Entrado ya el otoño y con el cambio de hora recién realizado, las horas de luz solar de las que podemos disfrutar se ven claramente reducidas. La calidad de la luz es muy buena, pero el principal problema es las pocas horas de las que disponemos, y más si tenemos en cuenta que los horarios laborales se solapan con esas horas del día en que podríamos aprovechar esa luz.

Barcelona, 2012
Para mi la luz en fotografía es imprescindible, ¿entonces? ¿dejamos de fotografiar en estos meses de largas noches y fríos intermitentes?
Cada persona puede decidir lo que crea conveniente, aunque creo que más allá del contraste de luces y sombras también podemos buscar adaptarnos a lo que se nos ofrece e intentar sacar partido de esas luces artificiales que tanto juego puede dar.

Barcelona, 2013
Sin el sol, nos quedamos un poco huérfanos. Esa referencia ya no está y tenemos que buscar otras: las luces de los carteles publicitarios, de las paradas de metro o de las farolas por citar algunos ejemplos.
Considero entonces que hay dos tipos de imágenes en estos casos: Las que la luz artificial es el principal protagonista (las dos primeras fotografías pueden ser tomadas como ejemplo) y otras en las que la luz tan solo sirve para iluminar la escena.

París, 2013
No hace falta que sea noche cerrada para jugar con esas luces, en los atardeceres de invierno o en los largos días lluviosos también pueden ser fuente de búsqueda.

París, 2013
Como ejemplo os contaré que en el pasado mes de septiembre en un viaje de unos pocos días en París me encontré que sumando el total de tiempo en el que pude disfrutar del sol no fue mucho más allá de unos escasos 20′. Estaba desconcertado, pero al fin y al cabo París también es conocida por sus interminables días de lluvia fina.

París, 2013
Lo que más me llamó la atención es lo asumido que tenía la luz del sol en mis imágenes y en como moverme en función de ella, en su búsqueda. A falta de sol tuve que buscar otras alternativas, y todas pasaban por las luces artificiales, algo de lo que París -afortunadamente- anda bastante sobrado.

New York, 2010
«La buena fotografía ha de ser sencilla, de modesta apariencia, intencionadamente en tono menor»
Junio 1957
Gonzalo Juanes nació en Gijón en 1923 y formó parte del grupo AFAL (Agrupación Fotográfica Almeriense) junto a fotógrafos de la índole de Masats, Miserachs, Colom, Ricard Terré, Català Roca o Carlos Pérez Siquier entre otros cuyo objetivo común era terminar con la tradición pictorialista de la fotografía y ofrecer nuevos planteamientos fotográficos con influencias del extranjero.
Las fotografías de Cartier-Bresson, «Los americanos» de Robert Frank o el «New York» de Klein fueron proyectos fotográficos que influyeron al grupo de forma ineludible.
Para el gran público Gonzalo Juanes es un completo desconocido pero lo cierto es que ha sido una de las figuras más influyentes de la fotografía en España. y uno de los primero fotógrafos españoles en utilizar la diapositiva en color. En la siguiente entrevista realizada por La Fabrica y prologada por Navia, nos confiesa sus inicios.
Regresando a las palabras de Gonzalo que abren el post, es lógico que nos realizemos una pregunta:
¿Qué es una fotografía hecha en tono menor?
Pues según Gonzalo, se trata de una fotografía hecha sin artificios, con naturalidad, con técnica discreta, de forma humilde y huyendo totalmente de la artisticidad de la fotografía.
Otras ideas de Gonzalo que me agradaron leyendo las investigaciones de Laura Terré en el fantástico prólogo de «Ese declinar de la luz»: «Para mi la fotografía es un medio para expresar ideas, un lenguaje que no se dirige al ojo ni al corazón, si no a la mente del espectador»
«El azar no debe conquistar la imagen, debe quedar siempre a la voluntad del fotógrafo, como autor. Éste debe ser su único dueño, sus decisiones deben responder a la reflexión.»

Podemos deducir entonces que Gonzalo eligió una forma de contar sus historias (estética, el color) y usó la fotografía para explicar, pero ¿qué nos explicó Gonzalo?

Lo cierto es que tuvo serios problemas con «el qué». Se pasó varios años sin saber que hacer con su fotografía porqué simplemente no sabia que explicar hasta que un día se dio cuenta que lo que mejor conocía era lo que debía contar y eso sin lugar a dudas era «su» Asturias, la sociedad asturiana de finales de los 60. Gonzalo nos explicó fotograficamente Asturias y sus gentes – desde las clases más humildes hasta las económicamente más pudientes – y lo hizo muy bien.
Se «sirvió» de sus paisanos y también de sus familiares más cercanos, como en esta fotografia de su padre.
Aunque los asturianos fueran su tema principal, conocemos una serie de fotografías muy conocida de la calle Serrano de Madrid. En la misma entrevista, nos puntualiza Gonzalo que esas imágenes fueron realizadas en tan solo dos horas y nos cuenta como las hizo:
Termino con una de sus fotografías -la que más me impactó cuando abrí el primer libro que cayó en mis manos de Gonzalo. Se trata de una imagen titulada «En el hospital, 2006», creo que lo que me soliviantó fue su dosis de verdad. Explica sin paños calientes, su paso por el hospital. Me parece que todos nos identificamos ya que hemos entrado en un hospital alguna vez como pacientes, y si no fuera así no tengáis ninguna prisa en hacerlo.

En resumen, las suyas son unas fotografías llenas de cotidianidad, de pausada observación y de una subjetividad de las que nos podemos sentir cómplices.