Si en el anterior post sobre Travelog me centré en el proyecto fotográfico que da nombre al libro, en este voy a trabajar en forma de traducción libre una serie de puntos que me han llamado la atención del ensayo literario que encontramos en su epílogo. Dicho texto es una reflexión casi filosófica alrededor del acto fotográfico pero también de la fotografía y que voy a tratar de desarrollar a partir de una serie de ideas.
Antes de ser fotógrafo Charles Harbutt fue escritor pero decidió cambiar de medio de expresión ya que quería establecer una relación más física con su trabajo. Es obvio que para que un fotógrafo pueda realizar una fotografía tiene que estar en el lugar que quiere fotografiar, de algún modo necesita establecer esa conexión entre el lugar fotografiado y la fotografía captada y esa conexíón se da estando físicamente en el lugar.
EN EL ESPACIO Y EN EL TIEMPO
No siempre reflexionamos lo suficiente como personas sobre nuestros actos y es de suponer que como fotógrafos tampoco. Repetimos hasta la saciedad un mismo acto, cogemos la cámara, encuadramos por el visor y apretamos el disparador. Pero ¿somos realmente conscientes de todo lo que implica? En parte sí claro, pero quizás no totalmente.
Al realizar una fotografía con una cámara lo que realmente hacemos es capturar un espacio y un tiempo ajenos al nuestro. Obtenemos una imagen que perdurará en el tiempo y que podremos recuperar.
Se puede decir que se crea una paradoja ya que a través del objetivo de una cámara fotográfica se genera una imagen de «la imagen de la realidad» pero no es la misma realidad la que llega a la emulsión fotográfica. Puede resultar algo confuso, es cierto.
La fotografía es el único medio visual en 2 dimensiones que simultaneamente tiene esta relación inherente entre la realidad y la representación de la realidad.
Simplificando conceptos podemos decir que una fotografía de una escena es una representación bidimensional de una escena, pero no es la escena en sí misma.
La fotografía es un estupendo replicador de ese aspecto que tenemos las personas llamado percepción visual. Reaccionamos de diferentes formas según los estímulos y si ese estímulo es una fotografía al verla afloran los mismos sentimientos o recuerdos.
En muchos casos la fotografía se utiliza para preservar algo valioso, y es aquí donde empieza esa relación directa que tiene la imagen con la memoria.
«La ventana indiscreta» de Alfred Hitcock
SOBRE EL ARTE Y LA FOTOGRAFIA
Si nos ponemos en contexto sabemos que para empezar a trabajar un pintor necesita un lienzo en blanco; un escultor necesita un tipo de material moldeable; y un escritor necesita una hoja en blanco para empezar a contar historias.
Todos ellos empiezan de cero y a través de su imaginación consiguen realizar algo que antes no existía. Una pintura, una escultura o un libro, por ejemplo. El artista crea de la nada. Para Charles Harbutt arte es el proceso en el cual la imaginación del artista habla directamente a la imaginación del espectador.
¿Pero qué pasa en el proceso fotográfico? Harbutt explica que este proceso no ocurre en la fotografía.
Ya sabemos que la materia prima en fotografía es la realidad, a partir de la cual vamos a realizar nuestras imágenes. Por tanto en vez de usar la imaginación como elemento precursor, es la experiencia de la realidad del fotógrafo la que habla directamente a la experiencia de la realidad del espectador. Esa es la diferencia.
Siguiendo el razonamiento puede parecer razonable que hacer fotos de la realidad no es algo que parezca muy artístico y por eso muchos fotógrafos huyen de ese apelativo.
SOBRE EL MUNDO INTERIOR
Las ideas, los sueños, las imaginaciones o las fantasías, no es algo que podamos encontrar en las calles, pero si que es algo que existe en nuestra cabeza, es nuestro mundo interior.
Por tanto ese mundo existe, pero no lo podemos ver. Entonces una pregunta plausible sería si lo podemos fotografiar. La respuesta es no. Simplemente no podemos fotografiar lo que no vemos.
¿Qué podemos hacer al respecto? ¿Cómo solucionar esa necesidad? Lo podemos solucionar aproximándonos a ello, a través de las sugestiones, las aproximaciones, las asociaciones …
Cada fotógrafo debe encontrar sus motivaciones y sus propios flujos de trabajo pero para Harbutt explica que él no va a buscar las fotografías sino que más bien se las encuentra. Las «fotografías» ocurren y el fotógrafo solo puede estar allí y confiar en su sensibilidad y en que las cosas pasen para apretar el disparador en el momento adecuado. De allí surge su frase más famosa;
«I don’t take pictures, pictures take me»
El fotógrafo necesita una cámara pero también necesita que ocurran cosas en el mundo, la realidad es la materia prima. Las cosas suceden en un espacio y un tiempo determinado y cada fotógrafo puede elegir a que atiende;
Los fotógrafos de calle, los documentalistas o los fotoperiodistas se centran sobretodo en la realidad y el contenido.
Los fotógrafos artísticos o los académicos suelen fijarse en el estilo, la técnica y las asociaciones fantásticas.
Según Charles Harbutt los grandes fotógrafos no son tanto los que encuentran un balance entre imagen y realidad, sino los que observan la tensión entre la realidad y lo que no es real.
Estos días de confinamiento voy a seguir con la revisión de algunos libros que tengo en mi biblioteca.
En esta ocasión se trata de Travelog de Charles Harbutt, un libro que tengo desde hace un par de años pero al que quizás no le presté suficiente atención en su momento.
Es un ejemplar que perteneció a una biblioteca de una universidad londinense es por ello que se encuentra algo deteriorada y por eso me costó bastante poco dinero, de todos modos ya me sirve para mis propósitos.
He de reconocer que siempre me ha llamado la atención ver cómo este ejemplar tiene marcada su propia historia con tinta, cada viaje con el sello de la fecha de salida. No nos engañemos, son como cicatrices que le han llevado a su estado actual, pero me gusta.
Travelog fue publicado por el MIT en 1973 y fue realizado por el fotógrafo y profesor estadounidense Charles Harbutt. Como ya sabéis fue director de Magnum en dos ocasiones, aunque si bien es cierto que solo permaneció en la agencia 3 años pero la dejó por decisión propia.
Como fotógrafo primero probó con el fotoperiodismo pero pronto se dio cuenta que ese tipo de fotografia poco tenia que ver con el mismo ya que siempre dependía de sucesos ajenos a él, por lo que nada tenia que ver con su vida. Eso le llevó a explorar otros territorios fotográficos.
Volviendo al libro consta de 2 partes diferenciadas y ambas dignas de mención. Una primera fotográfica con un proyecto que da título al libro y otra parte escrita con un epílogo muy esclarecedor con cuestiones generales sobre la fotografía.
Travelog
o traducido al castellano quiere decir algo así como «Cuaderno de Viaje», lo es en definitiva del autor.
Como se explica en el prólogo, Harbutt se agarró a ese extraño límite propio del medio fotográfico en las que las fotografías basculan entre realidad y imagen. Exploró caminos visuales a través de imágenes que resultaran extrañas o surreales, encuadres diferentes pero que además tuvieran un vinculo con el autor desde un punto de vista emocional. Quería que sus fotografías coincidieran con lo que sentía en ese momento o que quizás alguna vez había sentido.
Tras preparar y realizar una exposición en 1972, se dio cuenta de que lo que más le interesaba de sus instantáneas es que tuvieran un vinculo sobre lo que era la vida, o sobre lo que él pensaba que lo era. Así pues clasificó su futuro libro en 4 apartados;
«The world»; La soledad de los seres humanos en su contexto vital.
«The flesh»; Las relaciones -o la falta de ellas- entre adultos y los niños en todas sus fases.
«The devil»; algo así como una serie de 9 imágenes vinculadas a lo que se puede identificar como pecaminoso. Lujuria o pecado.
«Home»; El regreso a Ítaca tras una odisea particular por parte del autor. La vuelta al hogar o el reposo del guerrero.
Harbutt siempre buscaba imágenes que representasen dónde había estado psicologica, emocional o psíquicamente. De este modo a través de su viaje personal cada uno de nosotros nos podíamos sentir identificados con su Odisea particular. Se trata de llegar al ideario global a través del individuo.
The World
The Flesh
The Devil
Home
Algunas consideraciones
Me gustaría comentar la portada del libro ya que tiene un diseño muy sencillo, totalmente blanco con una simulación de un tira de negativos con 4 fotogramas que corresponden cada uno a la primera imágen de cada capítulo. Es austero pero efectivo.
Otra de las variantes del libro que considero interesante es la propia edición del libro ya que establece en su mayoría relaciones formales entre las dos imágenes que componen cada doble página e incluso en alguna ocasiones con las páginas adyacentes.
En su mayoría -como ya he dicho- son asociaciones puramente formales pero no solo.
En el capitulo Home -como se pueden ver en los 3 ejemplos siguientes- encontramos otro tipo de edición. Hay una novedosa relación entre objeto y persona.
Pero analizar todo eso en profundidad ya implicaría quizás una segunda parte del artículo.
Después de conseguir un ejemplar del libro de Joel Meyerowitz, Retrospective y de haber tenido la oportunidad de hojearlo en más de una ocasión hay un tema que me ha llamado la atención: el que tiene que ver con los diferentes formatos que ha utilizado Meyerowitz a lo largo de su carrera.
Por lo que he podido ver hay 2 transiciones importantes en su trabajo, la primera corresponde como a otros muchos fotógrafos de su época al paso del blanco y negro al color. Curiosa la manera de ilustrarlo, ya que durante un tiempo el fotógrafo llevaba 2 cámaras y realizaba la misma toma con cada una de ellas para ver el resultado que le ofrecía cada soporte.
La segunda transición es la que más me ha llamado la atención ya que corresponde al cambio del tipo de cámara, deja de utilizar una cámara pequeña, discreta y ligera, para cambiar a una cámara de gran formato 8×10 y que solo se podía utilizar con trípode.
¿Como se puede justificar este cambio en apariencia ilógico? Pues en el libro explica lo siguiente:
«I wanted even more description than the 35mm camera could bring, so I tried medium-format camera and color negatives, which were quite slow, so I thought, if I have to put a camera on a tripod then maybe I should really go big and use an 8×10″
En definitiva, sacrifica instantaneidad por ser más descriptivo.
Hombre, pues la verdad es que lo consiguió… solo hace falta ver algunas imágenes para darse cuenta que las fotografias en gran formato son más ordenadas, más reflexionadas, menos instintivas e incluso más experimentales…
Me han entrado ganas de compartir este video de uno de mis fotógrafos favoritos, tanto por su mirada como por su trayectoria. Ojalá me hubiera podido acercar por Düsseldorf.
Interesantes reflexiones de alguien que lleva 50 años en esto de la fotografía.
«…now along the way photography has told me many things…»
Voy a retomar el blog, al menos esa es mi intención. Pero retomarlo a pequeños sorbos y sin atracones innecesarios, casi como un cuaderno de notas que me sirva como recordatorio de aquello que me llama la atención en esto del mundo de la fotografía. Y si además de servirme a mi sirve a alguien más, pues fantástico.
Ayer estuve ojeando un libro fantástico llamado “New York in Color”, recopilatorio de diferentes autores de fotografías en color de la ciudad de New York, como ya os habéis podido imaginar.
El caso es que me encontré una imagen que me llamó poderosamente la atención por su teatralidad, recordándome a la misma teatralidad que nos podemos encontrar en un cuadro del renacimiento o del barroco.
En algunas ocasiones uno hace ciertas cosas sin saber muy bien el porqué, en otras uno se da cuenta pasado un tiempo y después ya lo hace conscientemente. Y otras veces, uno no se da cuenta de nada.
No me he vuelto loco -al menos no soy consciente de ello- pero simplemente estoy tratando de dar una pequeña pincelada, encontrar trazos que sirvan al fotógrafo -en este caso a mi y quizás a otros como yo- a saber porqué hace las cosas.
Cuando conseguí comprar el libro “American Color 1″ hace 2 semanas, con toda la suerte de este mundo y quizás un poquito del otro, leí en el prólogo una frase que me hizo reflexionar profundamente, funciona casi como una declaración de principios del mismo autor, Costa Manos. Indica lo siguiente:
I think that in some photographs the picture is more important than the subject – the subject of the picture is the photograph
Eso que puede parecer tan obvio, no lo es en absoluto. No es una declaración de principios que funcione para todos los fotógrafos, aunque si para unos cuantos. Así a bote pronto se me ocurren los siguiente fotógrafos que creo que avalan esta afirmación con sus imágenes. El mismo Manos, Alex Webb, Cartier Bresson, Saul Leiter, Ernst Haas, William Eggleston, Harry Gruyaert, Cristóbal Hara o mis compañeros de Calle 35, Dimitri Mellos, Rafa Badia o el mismo Martín Molinero… entre otros muchos… (Dejadme que barra un poco para casa)…
Por supuesto no todos los fotógrafos pueden hacerlo, es más todos aquellos fotoreporteros que nos quieran explicar una historia con sus fotografías dudo que lo hagan. No creo que -por ejemplo- Emilio Morenatti la suscriba, aún siendo un buen fotógrafo. Pero su lucha es otra, para él -como para tantos otros- lo importante no es tanto la imagen como lo que explica en la imagen. Lícito, claro.
Dicho de otro modo, y en esto nos adentramos casi en algunos de los principios de determinado tipo de imágenes de street photography, la realidad es una excusa para fotografiar. No es que no nos interese la realidad, pero la utilizamos casi como una trampilla que se abre para obtener aquello que nos interesa, aquello que está escondido y que debe ser encontrado. No es fotografía abstracta, pues se nutre de lo que ocurre en las calles.
Fabulosa reflexión que se que levantaría ampollas en determinados círculos fotográficos, ya que ahora no interesa porqué no está de moda. Ahora la moda es otra, me parece muy bien pero no me interesa. Por tanto, la obvio.
Me interesan conceptos fotográficos, me interesa la construcción de la imagen, su luz, su composición, el posicionamiento de los elementos. Saber o intentar encontrar la respuesta a porqué funcionan unas fotografías y otras no.
El otro día -en interesante conversación con mi nuevo compañero de Calle 35, Martín Molinero- hablamos largo y tendido, interesante conversación si señor, y en comunión absoluta y casi en broma cervezas en mano, comentábamos que a menudo al fotografiar, para nosotros no es tan importante que este o aquel señor sea el sujeto de la imagen. Nos interesa que haya un señor… punto… y si tiene una chaqueta roja o amarilla o azul… mejor… pero no nos interesa el señor como sujeto en si.
Comentaros que los autores de las imágenes de esta entrada del blog, algunos son fotógrafos que he ido descubriendo en estos últimos tiempos… otros no, pero que todos tienen en común fotografías que me han entusiasmado. A excepción de la última, que ya puestos y como este es mi blog, allí la dejo…