“Si dividiéramos por su lugar de nacimiento en dos grupos a los autores de las descripciones de ciudades que se han hecho hasta el momento, quedarían en franca minoría los que han nacido y crecido en dichas ciudades”
Walter Benjamin, “El paseo del flâneur”
Hay ciudades de las que conocemos como eran en el pasado gracias a los viajes realizados por escritores extranjeros que posteriormente redactaban con precisión sus vivencias amparándose en lo que más les llamaba la atención, lo más pintoresco o quizás exótico. En cambio el interés de los que han nacido y crecido en esas mismas ciudades siempre se mezcla con sus propios recuerdos, quizás podríamos pensar que tienen un componente emocional más marcado.
Con el paso de los años aparecen otras maneras de explicar el mundo, y hubo un tiempo en el que se explicaba el mundo a través de la imagen fotográfica. Fue en ese tiempo cuando podríamos obtener varios ejemplos de lo que trato de explicar.
La crónica más reconocida de la sociedad estadounidense la realizó un suizo en los años 50 a través de un reportaje con fotografías de street en forma de reportaje conocido como “Los americanos”.
La street no es solo el guiño o la broma fácil, quizás esas imágenes son las que más gustan a la gente pero a mi menos me interesan, ya que en el segundo o tercer visionado están agotadas. Las fotografías de “Los americanos” son fotografías hechas en la calle -en la mayoría de casos- y nos explican más allá de la estética y la composición como era la sociedad estadounidense entre los años 1954 y 1956. Quizás en su época las imágenes serían banales, pero como tantas veces se ha dicho dentro de los integrantes de Calle 35, para que la fotografía adquiera poso necesita del paso del tiempo.
Continuemos con nuestro recorrido histórico y nos detenemos en William Klein y su aplaudido trabajo sobre New York (1954-1955). Ya sabemos que Klein es americano pero quizás es un caso especial pues estuvo muchos años viviendo en Francia y cuando regresó a su New York natal percibió su ciudad como si realmente no lo fuera. Fotografías emocionales, con un encuadre agresivo pero perfectamente compuestas que nos explican a flor de piel que es lo que sucedía en las calles.
Hay muchísimo más ejemplos, aunque podemos encontrar una fantástica dualidad con Estambul. Vista por un extranjero, Alex Webb, o por un autóctono – Ara Güler. Color, blanco y negro y dos estilos diferentes pero que nos muestran perfectamente las calles estambulís.
Alex Webb explica las calles de la ciudad como nadie, uno después de ver sus fotografías puede casi “recordar” que es lo que se puede encontrar en esa ciudad maravillosa de ríos y afluentes humanos caóticos casi constantes.
Ara Güler –si os dais cuenta- explica la ciudad de un modo más emocional, más pausado y melancólico. Al ser autoctono le permite recrearte en tus intenciones, te permite volver una y otra vez hasta conseguir lo que el fotógrafo desea con el paso del tiempo y eso es algo contra lo que un extranjero no puede combatir por mucho que regrese una y otra vez.
En España, también tenemos nuestros ejemplos de autóctonos que nos explican nuestras calles. Català-Roca, Miserachs, Joan Colom… y tantos otros lo hacen, pero permitidme que me detenga un instante en Gonzalo Juanes.
Precursor del color en nuestro país, quiso explicar la sociedad de su Asturias natal a través de sus diapositivas.
Por cierto una curiosidad, ¿que tendrán los domingueros para aparecer de forma intermitente en este tipo de trabajos?
Cuando el fotógrafo viaja el extranjero, a una ciudad que no conoce, se encuentra receptivo y atento a todo lo que le rodea y invariablemente busca lo diferente. Lo que le llama la atención porque en su ciudad eso no sucede o lo hace de forma diferente.
Nuevos espacios, vestimentas diferentes, semblantes llamativos o raciales pueden ser algunos de los motores… lo novedoso, lo diferente.
Cuando el fotógrafo se encuentra en su ciudad, tiene que luchar contra la monotonía, tiene que abrir los ojos y observar lo que ya dejó de ver hace tiempo por repetitivo, rutinizado o por desinterés. Requiere de un esfuerzo mental añadido. Muchos fotógrafos son incapaces de hacer una sola fotografía en su propia ciudad.
No es fácil pero es un buen ejercicio. Forzarse a mirar para ver.
Viene como anillo al dedo la Semana Santa, se de fotógrafos españoles que tienen proyectos personales de las procesiones italianas. Me parece bien, yo me voy a la Parroquia de Sant Jaume con la Comunidad del Cordero a realizar –desde hace ya dos años- un reportaje que voy alimentando con fotografías que expliquen el evento, sus participantes y las emociones que sienten los mismos. Cuando realizo el reportaje y me muevo en ese entorno, no creo que busque cosas muy diferentes a mis fotografías callejeras.
¿Son imágenes de street? ¿son reporterísticas? No se, mi actitud es la misma, es mi manera de contarlo y espero que si véis el reportaje en el siguiente enlace os guste.
https://carlosprieto.org/galleries/semana-santa-en-barcelona-2/
Os invito a hacer el esfuerzo de fotografiar vuestra propia ciudad, sus gentes, sus costumbres pero siempre con vuestra perspectiva, de una forma subjetiva.
¡Hasta la próxima!