Creo que cada fotógrafo tenemos una serie de autores favoritas y en mi caso Constantine Manos es uno de ellos. Os voy a hablar de American Color, un proyecto dividido en dos libros publicados en 1995 y 2010 respectivamente.

La fotografía más antigua data de 1982 mientras que la más actual data del año 2009. Mientras que el primer volumen contiene 79 fotografías,  el segundo consta de 129 imágenes.

 

 

Las premisas básicas del proyecto son bastante sencillas, se tratan de fotografías realizadas en los Estados Unidos que muestren el universo de la sociedad norteamericana. Su intención no es explicar esa realidad sino que más bien se nutre de ella casi como un pretexto para realizar el proyecto.
Eso de la objetividad en fotografía es una quimera, sólo con encuadrar ya estás opinando, estas eligiendo que es lo que te interesa y lo que no. Los buenos fotógrafos además de saber encuadrar deben saber que es lo que les mueve cuando salen a la calle, saber que es lo que están dispuestos a fotografiar hasta la obsesión mas enfermiza, no hay otro modo.

Este es el caso de Constantine Manos en American Color, durante más de 20 años ha estado buscando y encontrando las fotografías que se ajustaban a su proyecto… y menudo proyecto. Sus fotos pertenecen a ese tipo de imágenes que a uno le gustaría hacer, una fuente de inspiración y de aprendizaje si sabemos mirar.

 

 

Si analizamos sus imágenes, una de sus constantes más representativas es no enseñarlo todo, Manos prefiere sugerir.


Siempre hay una silueta misteriosa, una mano, una sombra o una situación no explicada totalmente que nutre de misterio las fotografías. En el fondo no importa lo que hacen sus protagonistas, sino lo realmente importante es que el espectador se pregunte que están haciendo.

Por otro lado -y lo más importante- el uso del color en sus fotografías es excelso, rozando lo sublime. Los parques de atracciones, las zonas playeras de la costa este y de la costa oeste son los lugares que Manos eligió para su proyecto.


 
 
Otro de los recursos fotográficos utilizados es “cortar” la cabeza de las personas, al eliminarlas se borra la identidad de la persona fotografiada y de este modo esa persona podría ser cualquiera, incluso nosotros y de algún modo nos identificamos con el sujeto fotografiado.
 

 

En la introducción del libro -y hablando de aspectos técnicos- Costa Manos nos afirma que es un “hombre Leica”, su primera cámara ya lo fue y durante toda su carrera es lo que ha utilizado. Para American Color nos confirma que utilizó una M6 y una Leica MP junto a dos longitudes focales, un 28 y un 35mm, la emulsión… la mítica Kodachrome.
Esto fue así hasta el año 2007 en la que realizó la transición al digital y existen algunas fotos -pocas- en el libro, como la que sigue.

 
 

 
 

En definitiva este es un trabajo puramente fotográfico, mi duda es al ver estas fotografías si el público al que va destinado es quizás demasiado reducido. ¿Es este un libro de fotografías hecho por un fotógrafo y destinado a fotógrafos?
A menudo me pregunto si no estamos demasiado obsesionados en la búsqueda de la imagen perfecta cuando el posible “lector” de las mismas quizás no está preparado para leerlas adecuadamente o darles el valor que se merecen. Esta es quizás la única duda que me viene a la cabeza al observar un proyecto tan contundente de fotografía de calle.

Os enlazo a un vídeo realizado por la agencia Magnum, con algunas interesantes palabras del autor.