Multitud de noticias han aparecido estos días alrededor de la catástrofe de hace 10 años con el aniversario del atentado sobre las torres gemelas.
No es que vaya a pecar de proamericanismo ni de antiamericanismo, se que no fué peor lo que ocurrió en New York ese mismo día que lo que los americanos han estado haciendo alrededor del mundo durante muchos años, poquito a poquito… como una gota malaya… pero sin lugar a dudas si que fue más vistoso, más espectacular.
La reflexión no es esa, la reflexión que os quiero lanzar es una frase que leí del amigo James Natchwey que me llamó poderosamente la atención en una entrevista.
“I understood instantly that I had about five seconds to live, and that my chances of surviving this were very slim. It was actually a very beautiful sight, with the smoke and the metal and the paper against the blue sky. It was visually stunning, one of the most beautiful things I’ve ever seen. But it was going to kill me, and there was no time to take a picture.”
Lo que me llamó la atención es el siguiente extracto:
“It was visually stunning, one of the most beautiful things I’ve ever seen”
La pregunta que me hago es: ¿es ético que un fotógrafo pueda disfrutar, aunque sea un segundo o medio segundo por las oportunidades que le dan los acontecimientos -tan dramáticos en este caso- por qué le dan la oportunidad de obtener buenas fotografías?
Es evidente que todas las imágenes que incluyo en esta entrada son buenas. incluso diría que muy buenas… espectaculares algunas…
Pero ¿es lícito que las observemos? ¿que nos recreemos en ellas? ¿es morbo? ¿curiosidad? ¿qué nos atrae?
A mi como fotógrafo lo tengo claro… ¿acaso hubiésemos deseado estar en New York ese día para documentar lo que allí ocurrió?
Me pregunto si ellos -que estaban allí- estaban disfrutando al tomar esas imágenes, ¿tenían más miedo, temor por las victimas o por el contrario estaban excitados por las tomas realizadas?
Parto de la base que nadie sabía muy bien a ciencia cierta que es lo que estaba ocurriendo, ni la verdadera escala de los acontecimientos y seguro que muchos de ellos no salían de su asombro por todo lo que estaba ocurriendo, pero es inevitable que me haga estas preguntas.
En cualquier caso, os adjunto estas imágenes que sin duda nos acercan a todo lo que ocurrió ese día en la ciudad de los rascacielos que me han llamado poderosamente la atención por su alto contenido visual, no sin dejar todas esas preguntas al aire esperando que alguno de vosotros me conteste.
¿Recuerdas, Carlos, qué sentías ése día?. Yo, como muchos, recuerdo haberme quedado estupefacto; sin saber muy bien cómo reaccionar, mirando la tele. Cuando las torres cayeron, nunca se me pasó por la cabeza que en aquellos instantes estuvieran muriendo cientos, miles de personas.
Supongo que a los fotógrafos les pasa lo mismo: agitación, estupefacción, falta de perspectiva (física, temporal, histórica) para entender las dimensiones de lo que está ocurriendo. Simplemente, sales a la calle a fotografiar lo que ocurre. Luego vendrán las reflexiones, los discursos, las justificaciones, los debates morales..
Yo lo tengo claro: no tengo ninguna pena de no haber estado en NY el famoso 11-S. Pero creo que no podría quedarme en casa si algo terrible ocurriera en Barcelona. Mi condición de fotógrafo, pero sobre todo de ciudadano, me empujaría a la calle, cámara en mano.
Un abrazo.
Rafa,
mil gracias por tu comentario y arrojar un poco de luz a las preguntas que he planteado ante la frase de Natchwey.
Pensándolo bien no creo que ninguno de los fotógrafos allí presentes tuviera la certeza absoluta de que fuera a sobrevivir ya que supongo intentaron hacer lo que mejor sabían, fotografiar para explicar lo que estaba sucediendo en esos momentos… por instinto y obligación moral.
En cualquier caso creo que se podría abrir un debate paralelo, idéntico al actual pero en el que se plantean las actitudes no sobre algo encontrado sino sobre algo buscado.
Es decir, viajar a Haití después de un terremoto que ha devastado el país o irse a Japón después de una catástrofe triple para encontrar esa foto que te lleve a ganar un World Press … o no…
Enhorabuena por esta entrada, Carlos.
Al mismo tiempo, muchas gracias, por compartir estas fantásticas imágenes.
Gracias a ti Jordi, por leerme.
Creo que uno de los mayores meritos de esos fotografos es controlar el pulso mientras fotografiaban esas atrocidades. Gracias a ellos, el resto del mundo nos podemos hacer una minima idea de lo que se podia respirar durante esas horas. Creo que merecen el mayor de los respetos y admiración.
Respeto y admiración toda la del mundo Manel. Hay que reconocer que debieron tener mucho valor para irse al Downtown neoyorquino y no salir corriendo en dirección contraria.
Creo que mis dudas van más hacia aquellos que van a buscar la desgracia para hacer «buenas» fotografías…
Al fin y al cabo el atentado de las Torres Gemelas fue algo que sucedió al lado de sus casas y para nada lo fueron a buscar.
El otro día estuve en Visa pour l’Image. Es sorprendente la capacidad que tenemos para inmunizarnos y ver la belleza de una imagen. Estas imágenes hablan por si solas. Son buenas. Algo me aparta del desastre y me acerca al deseo de fotografiar imagenes como estas.
Cierto Pindorius, aunque no se si es mi caso.
El 11S fue algo especial, fue en New York -mi ciudad preferida- y en el fondo no dejaba de ser fotografía de calle… A mi eso de irme a fotografiar las cárceles de África -por poner un ejemplo- creo que se me escapa… Aunque tenga el mayor de los respetos por todos los fotógrafos que lo hacen pero sinceramente no me veo capaz…
Claro que es ético fotografiar estas cosas y también admirar la belleza de las imágenes. Ello no quita que nos conmuevan los hechos. A los que no estuvimos allí, los hechos nos conmueven no sólo por sí mismos sinó por las fotografías e imágenes de televisión que recibimos.
El periodismo es eso, narrar entre otras cosas catástrofes y desgracias.
La foto del miliciano muerto, de R. Capa… Sea un montaje o no, no es más que alguien muriéndose por las supuestas balas de un contrario. Sirvió para que el mundo tomara conciencia del conflicto civil en España; sirvió para eso por ser una buena fotografía.
De las imágenes del 11S, además de los impactos, varias me sobrecogieron: gente cayendo «en directo» ante mis propios ojos de centenares de metros de altura… Otra que me hizo pensar fue una que colocas aquí: gente huyendo de la zona corriendo. Recuerdo que pensé, sin ánimo de bromear, «no apareció superman cuando debió hacerlo» y que me vinieron lágrimas al contemplar todo aquello.
PODI-.