Daido Moriyama – Tales of Tono

Tales of Tono es un libro de pequeño formato de Daido Moriyama publicado por primera vez en el año 1976 en Japón y por segunda vez en 2012 por Tate Publishing. Sus medidas reducidas son de 11,4 cm de ancho por 17,3cm alto.

Como no podía ser de otra manera, es un libro que sigue la estética provoke, sus imágenes contienen sus características formales ya conocidas como arebure y bokeh. (grano, barrido y desenfoque).

Pero más allá de aspectos formales me atrevo a añadir que el libro puede ser más interesante desde un punto de vista emocional. Lo que quiso plantear el autor como idea general, lo explica de forma fantástica en su prólogo. Corto y preciso, sin artificios.

For people like me, who don’t have a «home town» to return to, who run after their dream of a «home town», behaving like a spoiled child in spite of being old enough to know better, the idea of a «home town» is a swollen utopia of countless childhood memory fragments. It’s something like the «original landscape». I have to say that I was helplessly obsessed with Tono being the embodiment of my «home town» dream -a place that existed only in my imagination.

Lo que me parece más interesante es la idea del fantaseo, intentar recordar algo que te gustaría que formara parte de tu pasado. Un lugar al que enraizarse, al que le gustaría pertenecer pero que no lo hace simplemente porque no lo tuvo o quizás lo que ocurrió es que el que tuvo (Ikeda, Osaka) no le gustó.

Me pregunto muchas veces que ocurre con la memoria. Cuando intentamos recordar cosas de nuestro pasado, lo hacemos si… pero hasta qué punto lo hacemos. ¿Con qué nivel de detalle? Yo puedo hablar de mí. Mi memoria además de mala, barniza, desdibuja e incluso olvida o maquilla.

Si «leemos» el libro de Daido, me transporta a otro mundo. Sus márgenes negros me «negativizan» totalmente, me absorben en ese mundo de sensaciones perdidas, de mirar por el rabillo del ojo, y de recordar vagamente sentimientos y vivencias. Las de Daido, por ejemplo… si entramos en su juego.

Se trata de una fotografía a trazos, casi como si se estuviera mirando por un catalejo viejo con las ópticas ralladas. Y eso es lo que hace este librillo algo tan especial.

El libro tiene un ensayo posterior que merece ser leído para entender un poquito mejor el libro y sobretodo para conocer cómo se justifica Moriyama ante este trabajo.

Su primera preocupación es;

¿Por qué Tono? Porqué me gusta.

El mismo autor siente que su respuesta instintiva quizás no es suficiente. Que necesita algo más, que no puede ser solo eso.

El principio de su fascinación por Tono sin duda se remonta a los Cuentos de Tono realizados por Yanagita Kunio como un recuerdo de la era Meiji. Leyendas, cuentos que entraron el cabeza de Daido y posiblemente derivó en una fascinación a una idea, a un lugar. De hecho ese lugar. En el libro, Tono es un lugar que evoca un mundo misterioso, combinando una extraña mezcla de narración y lirismo, realidad y fantasía.

Tener un interés en un determinado lugar, ciudad, es algo propio de los fotógrafos, de hecho muchos argumentan sus trabajos a partir de esa idea . Un espacio mental o físico a partir del cual desarrollar un trabajo fotográfico. Moriyama tuvo esa obsesión. No creo que haya que argumentarlo mucho más pero él insiste.

Tono «es otro lugar». No es solo la ciudad si no que es un lugar simbólico. No tengo que ir a Tono de la Prefactura de Iwate para encontrarlo, lo podría encontrar en China. Ese otro lugar es un espacio simbólico que ocupa en su corazón, es un agradable pueblo al que regresar y en el que reencontrarse. En mi imaginación Tono parece ser un lugar que está mucho mas lejos de donde se encuentra geográficamente, es literalmente al final del camino, muy muy lejos. Al final son ideas románticas y sentimientos propios de regresar a casa.

«Sin embargo para las personas como yo que no tienen un lugar al que volver porqué no tienen un «pueblo al que volver» es una utopia hecha de fragmentos de memoria infantiles. Son sueños, lugares a los que volver solo en mi imaginación. No es una decisión lógica, eso hizo q tuviera conflicto.

También explica que una vez que visitó Tono, se produjo el conflicto de cómo enfocar la realidad con la cámara y cómo lidiar con sus sentimientos. Da igual lo que quisiera influir y adaptar las imágenes a lo que tenia preconcebido, la cámara estaba allí para intervenir y sacar su propia realidad. En otras palabras la cámara confrontó la realidad con el lirismo.

Realidad y ficción se confrontaron en el momento de llevar el proyecto adelante.

Meyerowitz, la evolución

Después de conseguir un ejemplar del libro de Joel Meyerowitz, Retrospective y de haber tenido la oportunidad de hojearlo en más de una ocasión hay un tema que me ha llamado la atención: el que tiene que ver con los diferentes formatos que ha utilizado Meyerowitz a lo largo de su carrera.

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© Meyerowitz

Por lo que he podido ver hay 2 transiciones importantes en su trabajo, la primera corresponde como a otros muchos fotógrafos de su época al paso del blanco y negro al color. Curiosa la manera de ilustrarlo, ya que durante un tiempo el fotógrafo llevaba 2 cámaras y realizaba la misma toma con cada una de ellas para ver el resultado que le ofrecía cada soporte.

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© Meyerowitz

 

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© Meyerowitz

 

La segunda transición es la que más me ha llamado la atención ya que corresponde al cambio del tipo de cámara, deja de utilizar una cámara pequeña, discreta y ligera, para cambiar a una cámara de gran formato 8×10 y que solo se podía utilizar con trípode.

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¿Como se puede justificar este cambio en apariencia ilógico? Pues en el libro explica lo siguiente:

«I wanted even more description than the 35mm camera could bring, so I tried medium-format camera and color negatives, which were quite slow, so I thought, if I have to put a camera on a tripod then maybe I should really go big and use an 8×10″

En definitiva, sacrifica instantaneidad por ser más descriptivo.

Hombre, pues la verdad es que lo consiguió… solo hace falta ver algunas imágenes para darse cuenta que las fotografias en gran formato son más ordenadas, más reflexionadas, menos instintivas e incluso más experimentales…

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© Meyerowitz

 

Pero la pregunta que me ronda la cabeza es: ¿¿quizás también son más aburridas?? 

La respuesta imagino que depende de lo que cada fotógrafo o lector de imágenes sienta,  a lo que es más sensitivo y/o receptivo.

Lo cierto es que no puedo dejar de darle vueltas al asunto, no se si seré el único que no lo ve claro.

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© Meyerowitz

Por su orden me recuerdan a las fotografías de Stephen Shore, de su Uncommon Places. Imágenes que siempre me han costado, lo reconozco.

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© Stephen Shore

 

Christophe Agou, Ante el silencio.

Ayer tuve la oportunidad de hojear un libro que me llamó poderosamente la atención se trata de “Ante el silecio” de Christophe Agou.
Mis reticencias llegaban porqué se trata de un libro premiado, con el lema: “European Publishers Award for Photography 2010″.
©Christophe Agou
No digo que no sea justo vencedor, no conozco el resto de trabajos pero todo lo que huele a premios me provoca reticencia.
©Christophe Agou
De todos modos tengo que reconocer que me rendí al trabajo de este fotógrafo francés, del que solo sabía que pertenece al celebrado colectivo In-public.
©Christophe Agou

Mejor dejaré que sea él mismo quién explique de que va el libro y cuales eran sus motivaciones a la hora de realizarlo, tan solo suscribir el poderoso sentimiento que provocan observar sus imágenes al ávido lector de experiencias y anotar que al “leer” el libro me vino a la mente el trabajo que Walker Evans realizó junto a James Agee para documentar la pobreza extrema durante la depresión estadoudinense de principios de los años 30.
El tiempo pasa pero hay cosas que no cambian.

©Christophe Agou

“En el invierno de 2002, comenzé a documentar la vida y las emociones de los agricultores que viven en la región de Forez, uno de los secretos mejor guardados de Francia. Siempre he tenido un profundo afecto por esta tierra en la que nací y viví hasta los 16 años – una región donde la agricultura y la ganadería han forjado la identidad cultural de los pueblos y se alimenta la imaginación de más de un siglo. 

©Christophe Agou

 En los últimos 6 años, viajé a las partes menos conocidas de este vasto dominio en el que me sentí inspirado por el silencio que he encontrado y trasladado por los hechos y el carisma de la gente que me encontré. Cuanto más veía, más me quería meter de lleno en sus vida y revelar los sentimientos ocultos de su naturaleza. Con el tiempo y a través de un proceso gradual de crear confianza, aceptaron mi ojo curioso y me permitieron fotografiar su diaria existencia. 

©Christophe Agou

 Mi esperanza es presentar una visión personal y poética de la vida llena de gran fuerza, la sabiduría, la nostalgia y el amor. Quiero ir más allá de documentar la autenticidad de su existencia y la vida de mucha mano de obra, para presentar un retrato más profundo y más íntimo. Me encanta esta gente por lo que son y no por lo que dicen. Este proyecto es para mí una meditación sobre la vida y la muerte, el silencio y la soledad que parecen cada vez más presente en nuestras vidas.” 
(Christophe Agou)

©Christophe Agou
©Christophe Agou