Estambul, un proyecto

Si hablamos de Estambul y de fotografía creo que enseguida nos vienen a la mente dos grandes referentes. Uno de ellos ha vinculado todo su trabajo fotográfico a fotografiar con pasión su ciudad y el otro vincula su nombre al de la ciudad gracias a su trabajo fotográfico materializado en un fantástico libro. Estoy hablando de Ara Güler y de Alex Webb. Son 2 estilos muy diferentes pero magníficos ambos. Quizás las imágenes de Webb son más espectaculares pero quiero destacar las de Güler –por su aparente pero al mismo tiempo eficaz sencillez.

© Ara Güler

© Ara Güler

© Ara Güler

© Ara Güler

Los que me conocen saben que en el pasado mes de noviembre pude destinar 6 días a caminar por las calles de Estambul con el único propósito de fotografiar la ciudad y sus gentes. En 2008 fuí por primera vez, en 2009 regresé y después de 4 años por fin pude volver a caminar por sus calles. La primera vez, a diferencia de las otras dos veces, no fue un viaje eminentemente fotográfico. Fotografiar, observar, caminar, descansar, comer y fotografiar de nuevo fue todo lo que hice durante esos días. Como ya sabía a donde iba pude evitar distraerme con el inevitable choque cultural . Volver a recorrer algunos barrios y ciertas calles renovó mi energía y mi entusiasmo por la fotografía. El frío, la lluvia y la fotografía fueron mis acompañantes. Ese tiempo invernal propició un determinado tipo de imágenes que ayudan a explicar la ciudad desde una perspectiva muy adecuada. La lluvia, las dominantes y la ausencia de sol sin duda potencian la idea de «Hüzun» o melancolía tan propia de Estambul y que tan bien explica Orhan Pamuk en su libro sobre la ciudad de Estambul.

«A veces me siento desdichado por haber nacido en Estambul, bajo el peso de las cenizas y las ruinas decrépitas de un imperio hundido, en una ciudad que envejece respirando opresión, pobreza y amargura. (pero una voz interior me dice que en realidad eso ha sido una suerte.)” Orhan Pamuk.

 

© Carlos Prieto

© Carlos Prieto

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© Carlos Prieto

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© Carlos Prieto

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© Carlos Prieto

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© Carlos Prieto

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© Carlos Prieto

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© Carlos Prieto

En este enlace podéis ver parte del resto del trabajo, en el que aún voy subiendo material. http://streets-of-istanbul.tumblr.com/ Si venís al taller de Girona en el próximo mes de junio me extenderé sobre este trabajo y la metodología del mismo. Os dejo el link.

En la búsqueda de otras luces.

Entrado ya el otoño y con el cambio de hora recién realizado, las horas de luz solar de las que podemos disfrutar se ven claramente reducidas. La calidad de la luz es muy buena, pero el principal problema es las pocas horas de las que disponemos, y más si tenemos en cuenta que los horarios laborales se solapan con esas horas del día en que podríamos aprovechar esa luz.

Carlos Prieto

Barcelona, 2012

Para mi la luz en fotografía es imprescindible, ¿entonces? ¿dejamos de fotografiar en estos meses de largas noches y fríos intermitentes?
Cada persona puede decidir lo que crea conveniente, aunque creo que más allá del contraste de luces y sombras también podemos buscar adaptarnos a lo que se nos ofrece e intentar sacar partido de esas luces artificiales que tanto juego puede dar.

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Barcelona, 2013

Sin el sol, nos quedamos un poco huérfanos. Esa referencia ya no está y tenemos que buscar otras: las luces de los carteles publicitarios, de las paradas de metro o de las farolas por citar algunos ejemplos.

Considero entonces que hay dos tipos de imágenes en estos casos: Las que la luz artificial es el principal protagonista (las dos primeras fotografías pueden ser tomadas como ejemplo) y otras en las que la luz tan solo sirve para iluminar la escena.

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París, 2013

No hace falta que sea noche cerrada para jugar con esas luces, en los atardeceres de invierno o en los largos días lluviosos también pueden ser fuente de búsqueda.

Carlos Prieto

París, 2013

Como ejemplo os contaré que en el pasado mes de septiembre en un viaje de unos pocos días en París me encontré que sumando el total de tiempo en el que pude disfrutar del sol no fue mucho más allá de unos escasos 20′. Estaba desconcertado, pero al fin y al cabo París también es conocida por sus interminables días de lluvia fina.

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París, 2013

Lo que más me llamó la atención es lo asumido que tenía la luz del sol en mis imágenes y en como moverme en función de ella, en su búsqueda. A falta de sol tuve que buscar otras alternativas, y todas pasaban por las luces artificiales, algo de lo que París -afortunadamente- anda bastante sobrado.

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New York, 2010

Jugando con la Olympus OMD, un test muy práctico.

“Lo primero de todo es tener una máquina que a uno le guste, la que más le guste a uno, porque se trata de estar contento con el cuerpo, con lo que uno tiene en las manos y el instrumento es clave para el que hace un oficio, y que sea el mínimo, lo indispensable y nada más.”

Extracto de la Carta de Sergio Larraín a su sobrino.

 

Esta es una buena manera de describir la búsqueda que solemos hacer los fotógrafos para encontrar una buena herramienta de trabajo. Para mi la cámara es simplemente eso –una herramienta- pero no por ello deja de ser fácil encontrar la que mejor se adapte a tus necesidades. Hay fotógrafos que cambian bastante a menudo de máquina y otros incluso le ponen nombre fruto de la cantidad de momentos compartidos a lo largo de los años.

Tambien hay que tener en cuenta que un mismo fotógrafo le guste utilizar cámaras diferentes en función de lo que vaya a fotografiar. No es lo mismo pongamos…, fotografiar una boda que hacer “street”. En mi caso, para documentar las bodas utilizo una réflex de formato completo que aún siendo también válida para tomar fotografías en las calles, por comodidad, peso y discreción -de un tiempo a esta parte- utilizo las llamadas cámaras CSC (Cámaras sin espejo).

Dentro de este segmento encontramos dos sistemas básicos, con un tamaño de sensor APS-C o las que utilizan el sistema MicroCuarto Tercios (mitad sensor formato 24x36cm). Una de las cámaras más destacables de este sistema es la Olympus OM-D, inspirada en la antigua serie OM de Olympus de la década de los 70.

Tengo que confesar que hace unos años utilicé durante algún tiempo una Olympus OM-4, una de mis cámaras preferidas. Dar el salto a la OM-D quizás era cuestión de tiempo y durante 3 semanas Olympus me ha permitido utilizar una cámara de muestra. Ahora que ya la he devuelto la echo de menos, y eso es una muy buena señal.

© Carlos Prieto. OM-D + 17mm

No voy a realizar un análisis técnico exhaustivo, puesto que ya lo podéis encontrar en otros foros más especializados. Y mucho menos ahora que está más próxima su sucesora (la presumiblemente llamada EM-6), simplemente trataré de explicar mis sensaciones como fotógrafo de calle con dicha cámara y si se adecúa o no a las características que debe tener una cámara para hacer street.

Voy a definir conceptualmente lo que es esta máquina para mi:

RÁPIDA, DISCRETA, FIABLE Y NO INTIMIDA.

Cuatro conceptos simples pero que no todas las cámaras que he tenido en mis manos cumplen.

Explicaré esquemáticamente en 10 puntos las principales características de mi experiencia, subjetiva por supuesto.

  1. Ruido del obturador bajo y contenido. Ideal para fotografiar de forma discreta. Lo cual permite acercarse mucho y a la que hay un mínimo de ruido ambiente ni se oye. En tres semanas de uso continuado creo que se giraron en una ocasión.
  2. Era muy escéptico respecto al tamaño de la cámara, pensaba que echaría en falta un poco más de grip (empuñadura opcional) pero lo cierto es que me sorprendió por ser muy ergonómica gracias especialmente a una pieza fundamental. Una pequeña pieza de goma ubicada en la parte trasera superior derecha que favorece su agarre.
  3. Aunque me la dejaron con el zoom, lo cierto es que no lo utilicé. En general no me gustan los zooms, y tampoco me gusta el tamaño que adquiere la máquina con el objetivo colocado. Está muy sobredimensionado y engrandece sin necesidad el conjunto.
  4. El poder abatir 90º el monitor de la oly es muy útil para fotografiar de forma poco invasiva ya que la gente no se da cuenta que estás fotografiando. Es un efecto similar al que se produce cuando se trabaja con una cámara de formato medio. Quizás no es para disparar siempre de este modo, pero en determinadas ocasiones puede ser muy útil.

    © Carlos Prieto. OM-D + 25mm

  5. ISOS altos. Su rendimiento con poca luz es realmente muy bueno. Con una sensibilidad de 3200 iso las imágenes son de buena calidad y sin ruido perceptible.

    © Carlos Prieto. OM-D + 25mm

  6. Los jpg directos de cámaras son muy interesantes, con una resolución de salida de 334 dpi y unos colores “velvia” muy potentes en modo vívido. Para el usuario “perezoso” que no quiera fotografiar en formato raw y pasarse tiempo revelando delante del ordenador, quizás esta es una opción a tener muy en cuenta.

    © Carlos Prieto. OM-D + 17mm

  7. Las Leica tradicionalmente son de esas cámaras que a menudo se sostienen agarradas con la mano y acercándolas hacia el pecho, casi como si se mecieran. Siempre listas para disparar, no todas las cámaras invitan a ello pero la omd si lo hace.  Esto reconozco que no es algo que haga a esta cámara peor o mejor pero a mi me gusta pero reconozco que es una apreciación muy personal.
  8. La ruedecita en la parte frontal es realmente muy útil, sobretodo cuando disparamos en manual y podemos modificar rápidamente la velocidad de disparo sin tener que mirar la parte superior de la cámara, como ocurre en otras homónimas. Su situación hace que el ajuste se convierta en un gesto rápido y eficaz.

    © Carlos Prieto. OM-D + 17mm

  9. No he perdido fotos por la cámara, ni por su falta de rapidez de respuesta o por su lento af. Éste es un aspecto fundamental para mi que en alguna ocasión ya me ha hizo vender alguna cámara.

    © Carlos Prieto. OM-D + 14mm

  10. Ópticas fijas. Como ya soy usuario micro4tercios, pude probar la cámara con mis propios objetivos: un 14mm, un 17mm y un 25mm, y comprobar el funcionamiento de la cámara con ellos. Está claro que la lente utilizada determina la experiencia; No es lo mismo trabajar con el 17mm  2.8 de Olympus que con el 14mm o 25mm de Panasonic.
  • El 14mm f2.5 (equivalente a un 28mm) es el que mejor combina con la cámara gracias a la velocidad de su af y su por su reducido tamaño.
  • El 17mm f2.8 (equivalente a un 34mm) sigue siendo uno de las peores ópticas del sistema micro4tercios tanto en velocidad de respuesta de su dubitativo autofoco como por su calidad de imagen, algo soft.
  • El 25mm f1.4 (equivalente a 50mm) tiene un af muy rápido, un cristal Leica pero tiene en su contra su tamaño y peso si lo comparamos con los otros dos. La combinación con la omd funciona muy bien.

    © Carlos Prieto. OM-D + 14mm

Ya sabemos que no existe la cámara perfecta, pero para mi se trata de una cámara muy recomendable. Lo cierto es que le he podido encontrar muy poquitos defectos, pero puestos a pedir…

  • Preferiría una sensibilidad de partida de 100 iso, en vez de los 200 existentes.
  • Una escala de distancias para poder utilizar la hiperfocal.
  •  Un pancake equivalente de 35mm con mejores prestaciones, pero eso ya no es un problema de la cámara si no de la lente.
  • Un obturador electrónico como el de la Panasonic G5, para utilizarlo en situaciones excepcionales donde puedes quedar rapidamente delatado, se me ocurre por ejemplo en museos o bibliotecas.
  • Su precio, el eterno problema. Pero me parece que aunque costara 100 €, nos acabaríamos quejando.

© Carlos Prieto. OM-D+14mm

© Carlos Prieto. OM-D+17mm

Gonzalo Juanes, el fotógrafo de lo cotidiano

«La buena fotografía ha de ser sencilla, de modesta apariencia, intencionadamente en tono menor»
Junio 1957

 

Gonzalo Juanes nació en Gijón en 1923 y formó parte del grupo AFAL (Agrupación Fotográfica Almeriense) junto a fotógrafos de la índole de Masats, Miserachs, Colom, Ricard Terré, Català Roca o Carlos Pérez Siquier entre otros cuyo objetivo común era terminar con la tradición pictorialista de la fotografía y ofrecer nuevos planteamientos fotográficos con influencias del extranjero.
Las fotografías de Cartier-Bresson, «Los americanos» de Robert Frank o el «New York» de Klein fueron proyectos fotográficos que influyeron al grupo de forma ineludible.
Para el gran público Gonzalo Juanes es un completo desconocido pero lo cierto es que ha sido una de las figuras más influyentes de la fotografía en España. y uno de los primero fotógrafos españoles en utilizar la diapositiva en color. En la siguiente entrevista realizada por La Fabrica y prologada por Navia, nos confiesa sus inicios.

Regresando a las palabras de Gonzalo que abren el post, es lógico que nos realizemos una pregunta:
¿Qué es una fotografía hecha en tono menor?
Pues según Gonzalo, se trata de una fotografía hecha sin artificios, con naturalidad, con técnica discreta, de forma humilde y huyendo totalmente de la artisticidad de la fotografía.
Otras ideas de Gonzalo que me agradaron leyendo las investigaciones de Laura Terré en el fantástico prólogo de «Ese declinar de la luz»: «Para mi la fotografía es un medio para expresar ideas, un lenguaje que no se dirige al ojo ni al corazón, si no a la mente del espectador»
«El azar no debe conquistar la imagen, debe quedar siempre a la voluntad del fotógrafo, como autor. Éste debe ser su único dueño, sus decisiones deben responder a la reflexión.»

Podemos deducir entonces que Gonzalo eligió una forma de contar sus historias (estética, el color) y usó la fotografía para explicar, pero ¿qué nos explicó Gonzalo?


Lo cierto es que tuvo serios problemas con «el qué». Se pasó varios años sin saber que hacer con su fotografía porqué simplemente no sabia que explicar hasta que un día se dio cuenta que lo que mejor conocía era lo que debía contar y eso sin lugar a dudas era «su» Asturias, la sociedad asturiana de finales de los 60. Gonzalo nos explicó fotograficamente Asturias y sus gentes – desde las clases más humildes hasta las económicamente más pudientes – y lo hizo muy bien.

Se «sirvió» de sus paisanos y también de sus familiares más cercanos, como en esta fotografia de su padre.
Aunque los asturianos fueran su tema principal, conocemos una serie de fotografías muy conocida de la calle Serrano de Madrid. En la misma entrevista, nos puntualiza Gonzalo que esas imágenes fueron realizadas en tan solo dos horas y nos cuenta como las hizo:

Termino con una de sus fotografías -la que más me impactó cuando abrí el primer libro que cayó en mis manos de Gonzalo. Se trata de una imagen titulada «En el hospital, 2006», creo que lo que me soliviantó fue su dosis de verdad. Explica sin paños calientes, su paso por el hospital. Me parece que todos nos identificamos ya que hemos entrado en un hospital alguna vez como pacientes, y si no fuera así no tengáis ninguna prisa en hacerlo.

En resumen, las suyas son unas fotografías llenas de cotidianidad, de pausada observación y de una subjetividad de las que nos podemos sentir cómplices.

American Color, un proyecto de Costantine Manos

Creo que cada fotógrafo tenemos una serie de autores favoritas y en mi caso Constantine Manos es uno de ellos. Os voy a hablar de American Color, un proyecto dividido en dos libros publicados en 1995 y 2010 respectivamente.

La fotografía más antigua data de 1982 mientras que la más actual data del año 2009. Mientras que el primer volumen contiene 79 fotografías,  el segundo consta de 129 imágenes.

 

 

Las premisas básicas del proyecto son bastante sencillas, se tratan de fotografías realizadas en los Estados Unidos que muestren el universo de la sociedad norteamericana. Su intención no es explicar esa realidad sino que más bien se nutre de ella casi como un pretexto para realizar el proyecto.
Eso de la objetividad en fotografía es una quimera, sólo con encuadrar ya estás opinando, estas eligiendo que es lo que te interesa y lo que no. Los buenos fotógrafos además de saber encuadrar deben saber que es lo que les mueve cuando salen a la calle, saber que es lo que están dispuestos a fotografiar hasta la obsesión mas enfermiza, no hay otro modo.

Este es el caso de Constantine Manos en American Color, durante más de 20 años ha estado buscando y encontrando las fotografías que se ajustaban a su proyecto… y menudo proyecto. Sus fotos pertenecen a ese tipo de imágenes que a uno le gustaría hacer, una fuente de inspiración y de aprendizaje si sabemos mirar.

 

 

Si analizamos sus imágenes, una de sus constantes más representativas es no enseñarlo todo, Manos prefiere sugerir.


Siempre hay una silueta misteriosa, una mano, una sombra o una situación no explicada totalmente que nutre de misterio las fotografías. En el fondo no importa lo que hacen sus protagonistas, sino lo realmente importante es que el espectador se pregunte que están haciendo.

Por otro lado -y lo más importante- el uso del color en sus fotografías es excelso, rozando lo sublime. Los parques de atracciones, las zonas playeras de la costa este y de la costa oeste son los lugares que Manos eligió para su proyecto.


 
 
Otro de los recursos fotográficos utilizados es “cortar” la cabeza de las personas, al eliminarlas se borra la identidad de la persona fotografiada y de este modo esa persona podría ser cualquiera, incluso nosotros y de algún modo nos identificamos con el sujeto fotografiado.
 

 

En la introducción del libro -y hablando de aspectos técnicos- Costa Manos nos afirma que es un “hombre Leica”, su primera cámara ya lo fue y durante toda su carrera es lo que ha utilizado. Para American Color nos confirma que utilizó una M6 y una Leica MP junto a dos longitudes focales, un 28 y un 35mm, la emulsión… la mítica Kodachrome.
Esto fue así hasta el año 2007 en la que realizó la transición al digital y existen algunas fotos -pocas- en el libro, como la que sigue.

 
 

 
 

En definitiva este es un trabajo puramente fotográfico, mi duda es al ver estas fotografías si el público al que va destinado es quizás demasiado reducido. ¿Es este un libro de fotografías hecho por un fotógrafo y destinado a fotógrafos?
A menudo me pregunto si no estamos demasiado obsesionados en la búsqueda de la imagen perfecta cuando el posible “lector” de las mismas quizás no está preparado para leerlas adecuadamente o darles el valor que se merecen. Esta es quizás la única duda que me viene a la cabeza al observar un proyecto tan contundente de fotografía de calle.

Os enlazo a un vídeo realizado por la agencia Magnum, con algunas interesantes palabras del autor.