Los medios de transporte han sido desde hace bastantes años elementos vertebradores de proyectos fotográficos con carácter urbano.

Si retrocedemos en el tiempo me viene a la cabeza el trabajo titulado “Many are called” realizado por Walker Evans en los años 30. Es un trabajo icónico cuyas 89 imágenes utilizan un mismo patrón visual que se repite como un ritmo musical que no cesa. El mismo encuadre frontal muestra retratos de una, dos o incluso tres personas en todo tipo de situaciones. El metro de New York fue el escenario.

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Si avanzamos en el tiempo (años 80) nos encontramos con otro trabajo icónico realizado por Bruce Davidson en el mismo escenario pero con un barniz más reporterístico, sin ese patrón constante. El uso del flash y los colores estridentes son señas de identidad de un escenario más degradado.

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Los siguientes tres trabajos también utilizan un mismo patrón repetitivo -como en «Many are called» – que conforman una estructura visual que lo homogeneizan.

A mediados de los años 90 nos encontramos con el libro realizado por John Schabel cuyo título es Passengers. Es una época anterior a los atentados del 11S de 2001 por tanto no existía la actual paranoia sobre la seguridad hoy en día es tan acentuada en los aeropuertos y imagino que se podían realizar fotografías en esos escenarios sin tantas reticencias.

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©John Schabel

En el libro se pueden ver a los pasajeros de los aviones mirando por las ventanillas del avión momentos antes de despegar o después de aterrizar acompañados de una aparente soledad y absortos en sus propios pensamientos. Siempre que regreso a este trabajo me quedo atrapado en el.  Como curiosidad indicar que las fotografías fueron realizadas con una réflex y un teleobjetivo de 500mm con un duplicador (2x) que convirtieron la focal final nada menos que en un 1.000 mm.

©John Schabel

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©John Schabel

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©John Schabel

El aislamiento que se intuye en Passengers se ve amplificado y potenciado en otro trabajo reciente del fotógrafo muniqués Michael Wolf, con su angustioso trabajo sobre el metro de Tokyo tiene ecos de los trabajos anteriormente nombrados. Han sido 3 los libros realizados donde se pueden ver a los pasajeros del metro de Tokyo totalmente aprisionados entre la muchedumbre enlatada y el cristal de las puertas de los vagones. «Tokyo compression» es el resultado de la masificación de una gran urbe y la movilidad de sus habitantes en las horas puntas.

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© Michael Wolf

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© Michael Wolf

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© Michael Wolf

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© Michael Wolf

Otro trabajo cuya estética me encanta es el de Nick Turpin titulado “Through a Glass Darkly”, más relajado y menos agobiante. En este caso el autor realiza una serie sobre los autobuses londinenses durante los meses de invierno, cuando el sol cae y los cristales se humedecen, ya sea por la lluvia caída o la humedad condensada. Las dominantes de colores de las luces artificiales le dan una atmósfera con la que me siento muy próximo e identificado.

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© Nick Turpin

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© Nick Turpin

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© Nick Turpin

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© Nick Turpin

La mirada es coincidente con los dos anteriores trabajos en el sentido que potencia la idea de aislamiento y siempre se realiza desde el exterior hacia el interior.

Si cambiamos de registro nos podemos convertir en pasajeros virtuales de un autobús de dos pisos de la ciudad de Londres si nos adentramos en el trabajo de George Georgiou. «Last Stop» es un libro en formato acordeón a modo de trayecto imaginario en el que te imaginas sentado en el piso superior de un autobús londinense y se pueden observar un sinfín de situaciones interesantes a la par que cotidianas.

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© George Georgiou

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© George Georgiou

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© George Georgiou

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© George Georgiou

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