En esta sociedad a menudo se nos imponen normas y prohibiciones, muchas veces de forma escalonada, otras tajantemente.

Recuerdo cuando fui al MoMa de New York por allá en el año 2005 era -y creo que sigue siendo-posible hacer fotografías del museo y de las obras de arte siempre y cuando no se lleve trípode ni se utilice flash. Entiendo las dos premisas, es comprensible pues no hay que entorpecer el paso a los visitantes y no creo que sea muy bueno el uso del flash para la conservación de determinadas obras de arte. Imaginaros que cada uno llevara su propio trípode, seria un despropósito propio de algunas películas de los Hermanos Marx.

El mismo despropósito es para mi evitar bajo cualquier circunstancia que las personas que han pagado su entrada hagan fotografías en el interior de los museos, ya sea de una papelera, de un cuadro o de tu pareja al lado de un cuadro de su pintor favorito y que admira desde que era una niña. No se que daño económico puede hacer a los museos el que se hagan esas fotografías.
Hace mucha gracia caminar con la cámara colgando del cuello por los museos y que los guardias de seguridad no paren de mirarte de reojo para comprobar que no se te ocurra utilizarla. En esos momentos uno se siente poco menos que un militante de Al Qaeda a punto de cometer un atentado.

Recuerdo la semana pasada estando en un museo cuando cogí la cámara para colocarme correctamente la correa ya que me molestaba y en seguida me vino el señor guardia corriendo a decirme que no podía, supongo que se refería a hacer una foto no a ponerme bien la correa aunque nunca se sabe en estos tiempos locos…

En fin, el caso es que mientras unos no pueden hacer fotografías, otros si que pueden hacer «copias» de los cuadros. No entiendo porqué, esos señores aún los van a vender y no compraran la litografía correspondiente… cachis… no puede ser…
¡Son las normas!
Por cierto, ¿qué daño o pérdida económica ocasiona esta foto al cuadro, al museo o a la sociedad en general?