Me han entrado ganas de compartir este video de uno de mis fotógrafos favoritos, tanto por su mirada como por su trayectoria. Ojalá me hubiera podido acercar por Düsseldorf.
Interesantes reflexiones de alguien que lleva 50 años en esto de la fotografía.
«…now along the way photography has told me many things…»
Como fotógrafos a menudo no nos damos cuenta de nuestras filias y fobias, o al menos tardamos un tiempecito en ser plenamente conscientes de ellas. Lo cual no es malo, simplemente forma parte de un proceso que necesita de una maduración.
Como siempre, habrá personas que lo harán más rápido y otras más lentas. Yo, sin lugar a dudas, soy de las segundas.
Barcelona, 2013
El caso es que con el paso de los años me he dado cuenta que he ido acumulando una serie de fotografías en las que me sentía aislado de lo que me rodeaba. Como si de un muro translúcido se tratase, pero muro al fin y al cabo, hay una separación física entre lo que me rodea y mi persona.
Paris, 2013
Barcelona, 2014
Sin duda debe ser una metáfora de como me sentí durante algunos años de mi vida en los que el mundo me parecía extraño y lejano.
Tokyo, 2014
En cierto modo creo que nos ocurre un poquito a todos cuando caminamos por las calles rodeados de personas a las que ni conocemos ni conoceremos a no ser que haya alguna excusa real o impostada para que se rompa ese pequeño muro invisible que nos rodea y separa unos a otros.
Es por ello que viendo mis fotografías a veces tengo la sensación de que vivo en una especie de pecera. Entonces solo puedo sentir que la chica de la siguiente fotografía soy yo en realidad.
Hace un mes estaba en Japón, entre Kyoto y Tokyo. Han pasado ya más de 3 semanas desde que volví y aún no he conseguido «volver» de forma definitiva. Una parte de mi se ha quedado allí, aún destilando lo que vi y viví. Pero lo que tengo claro es que ese país en antagónico al nuestro en muchos aspectos y estoy convencido que es por ello que cuesta más regresar «mentalmente». Añoro algunas cosas, como la educación de sus gentes, su orden y el respeto por el otro.
El karma que me devolvía la ciudad era diferente a todas las demás que había visitado anteriormente.
Al salir a la calle cámara en mano, sentía que necesitaba experimentar, probar cosas diferentes. Vivir en Japón imagino que puede ser una experiencia dura y/o apasionante, no lo se… imagino…. nunca he vivido allí, pero observando lo que me rodeaba me devolvía esa sensación. En ese aspecto me recuerda sin ninguna duda a Nueva York, en lo único.
La disciplina, el orden, sus silencios, su comida y sorprendentemente sus precios. Nada caro.
Creo que me voy por los cerros de Úbeda pues este es un blog de fotografía… ¿urbana? No creo que tampoco esté de más trasmitir ciertas sensaciones (o intentarlo) con la palabra escrita para justificar un resultado fotográfico.
Quise probarme, buscar también en la fotografía en blanco y negro una respuesta para ese feeling diferente que me trasmitía la ciudad.
Esto es un avance de lo que pude hacer por tierras niponas.
Si hablamos de Estambul y de fotografía creo que enseguida nos vienen a la mente dos grandes referentes. Uno de ellos ha vinculado todo su trabajo fotográfico a fotografiar con pasión su ciudad y el otro vincula su nombre al de la ciudad gracias a su trabajo fotográfico materializado en un fantástico libro. Estoy hablando de Ara Güler y de Alex Webb. Son 2 estilos muy diferentes pero magníficos ambos. Quizás las imágenes de Webb son más espectaculares pero quiero destacar las de Güler –por su aparente pero al mismo tiempo eficaz sencillez.
Los que me conocen saben que en el pasado mes de noviembre pude destinar 6 días a caminar por las calles de Estambul con el único propósito de fotografiar la ciudad y sus gentes. En 2008 fuí por primera vez, en 2009 regresé y después de 4 años por fin pude volver a caminar por sus calles. La primera vez, a diferencia de las otras dos veces, no fue un viaje eminentemente fotográfico. Fotografiar, observar, caminar, descansar, comer y fotografiar de nuevo fue todo lo que hice durante esos días. Como ya sabía a donde iba pude evitar distraerme con el inevitable choque cultural . Volver a recorrer algunos barrios y ciertas calles renovó mi energía y mi entusiasmo por la fotografía. El frío, la lluvia y la fotografía fueron mis acompañantes. Ese tiempo invernal propició un determinado tipo de imágenes que ayudan a explicar la ciudad desde una perspectiva muy adecuada. La lluvia, las dominantes y la ausencia de sol sin duda potencian la idea de «Hüzun» o melancolía tan propia de Estambul y que tan bien explica Orhan Pamuk en su libro sobre la ciudad de Estambul.
«A veces me siento desdichado por haber nacido en Estambul, bajo el peso de las cenizas y las ruinas decrépitas de un imperio hundido, en una ciudad que envejece respirando opresión, pobreza y amargura. (pero una voz interior me dice que en realidad eso ha sido una suerte.)” Orhan Pamuk.
En este enlace podéis ver parte del resto del trabajo, en el que aún voy subiendo material. http://streets-of-istanbul.tumblr.com/ Si venís al taller de Girona en el próximo mes de junio me extenderé sobre este trabajo y la metodología del mismo. Os dejo el link.
Voy a retomar el blog, al menos esa es mi intención. Pero retomarlo a pequeños sorbos y sin atracones innecesarios, casi como un cuaderno de notas que me sirva como recordatorio de aquello que me llama la atención en esto del mundo de la fotografía. Y si además de servirme a mi sirve a alguien más, pues fantástico.
Ayer estuve ojeando un libro fantástico llamado “New York in Color”, recopilatorio de diferentes autores de fotografías en color de la ciudad de New York, como ya os habéis podido imaginar.
El caso es que me encontré una imagen que me llamó poderosamente la atención por su teatralidad, recordándome a la misma teatralidad que nos podemos encontrar en un cuadro del renacimiento o del barroco.